Escribo para dejar de pensar escribo para poder respirar escribo para intentar olvidar y, aun así, mis caracteres no me siguen nomás reflejan la ira sentida, acompañados de rencor y arrepentimiento más el dolor que se sitúa en el centro de mi pecho. Y, aun así, mis oídos retumban tu nombre en los letreros veo tus ojos la música me repite momentos y las lágrimas se sitúan en mi corazón. Por qué no me has de escuchar por qué no me has de hablar por qué no me has de extrañar por qué no me has de pensar supongo que la respuesta yace contigo en aquella postal vacía la cual se desespera por ser vista y que mi nombre escribas. Mientras, tu sombra será lo único que tendré sin poder mirar tu sonrisa. Pero te recuerdo que, si te recuestas, y tus ventanas perfectas se cierran en algún punto me encontraras a mí.
por haber homrigueado el poema